La Ciudad

Dos cuadras de cola para conseguir un trabajo

Una cervecería anunció que buscaba personal para cubrir ocho puestos. Para las 10, la cantidad de postulantes superaba las 150 personas.

No importaron las bajas temperaturas matutinas de este lunes. Tampoco la intensa lluvia que caía por momentos, cuando las nubes ganaban la pulseada. La fila de hombres y mujeres sosteniendo copias de currículums, para las diez de la mañana, comenzaba en Castelli 2525 y ya daba vuelta la esquina. El objetivo de todos era el mismo: conseguir alguno de los ocho puestos que la cervecería y confitería Viejo John estaba buscando cubrir para abrir a mediados de agosto. Para las 13, la fila cubría media cuadra de Castelli, seguía por Santiago del Estero y doblaba por Garay, media cuadra más.

“No lo podemos creer”, repetían, una y otra vez, Diego González y Federico Villafañe, dueños del establecimiento que se encuentra a metros del Hospital Materno Infantil. Ambos jóvenes aseguran que no esperaban semejante convocatoria, sobre todo porque este domingo había sido la primera vez que el anuncio salía en los clasificados del diario LA CAPITAL y desde hacía solo 3 días que lo habían subido en Facebook.

“La publicación ya fue vista por algo de 112.000 personas y tiene más de 1.400 compartidos”, comenta Diego, mientras se disculpaba con la joven postulante que se entrevistaba, para responder a las preguntas de este medio.

“Estamos sorprendidos de la cantidad de gente que está buscando trabajo, pero esto demuestra cómo está la ciudad. Nosotros siempre estuvimos del otro lado, fuimos camareros, ayudantes de cocina. Esta es la primera vez que abrimos algo nuestro”, agrega.

El anuncio en cuestión pedía “cocinero/a (entre 21 a 50 años); ayudante de cocina (18 a 45 años); barman o barwoman (21 a 35 años); cafetero/a (entre 18 a 45 años); camerero/a (entre 18 a 45 años); y camarero/a de calle (18 a 35 años)”. Las entrevistas se extenderán hasta este miércoles 4, hasta las 14.

Buscar trabajo y no encontrar

Una de las personas que se encontraba dentro del local de Castelli 2525 haciendo entrevistas, cerca de la 13, caminó las dos cuadras de cola aclarando lo que muchos esperaban: “Los vamos a recibir a todos, sepan entender la demora, no esperábamos tanta gente”. La reacción era siempre la misma: caras de alivio.

“Vi el anuncio ayer por Facebook y me vine. Estoy trabajando como camarero para eventos en Santa Clara, pero necesito un trabajo fijo. Desde marzo que estoy buscando y no encuentro nada”, señaló Franco, de 26 años. Solo unas diez personas lo separaban del momento en el que iba a poder sentarse a hablar sobre sus antecedentes laborales.

A unos pocos pasos, Nicolás intenta, por enésima vez, levantar el cuello de la campera con el objetivo de protegerse un poco del frío que hace más de tres horas no afloja. “Vivo con mi mamá, que es una persona mayor, y necesito un trabajo. Estoy haciendo changas, sobre todo en la construcción, pero necesito trabajo. Estuve trabajando en el Casino Central, como seguridad interna, pero se terminó el contrato y no me lo renovaron, tampoco me llamaron de todos los lugares donde vengo dejando curriculum desde marzo”. El joven tiene 20 años.

La charla entre los postulantes ayuda a hacer más pasajera la larga espera al aire libre. Así fue cómo María, Ailén y Melanie, de 23, 19 y 20 años respectivamente, comenzaron una amena conversación en la que se dieron cuenta que las tres hacía al menos seis meses que se encontraban buscando trabajo.

“Yo tengo una nena de dos años y estoy separada, por lo que soy la única que sostiene la casa. Vengo haciendo changas de niñera y limpieza, pero necesito trabajar”, dice María, mientras levanta la capucha de su campera roja para cubrir de la lluvia a su pelo cuidadosamente peinado.

Melanie se suma: “Yo por suerte vivo con mi pareja, que tiene trabajo, pero subió el alquiler y todos los servicios. Cada vez es más difícil y acá, en estas búsquedas, se ve la realidad”.

Varios metros atrás Mariana, de 36 años, aseguró ya tener experiencia en la espera. “Desde hace tres meses que estoy buscando trabajo, porque no me llamaron más del hotel donde eventualmente trabajaba. Está difícil, y es cada vez peor a medida que te vas haciendo más grande”, señala y agrega: “Lo peor es que venís y sabes que como mínimo tenes más de una hora y media de espera para solo dejar el currículum”.

Una historia que se repite

La imagen de filas interminables con personas de todas las edades buscando un trabajo es una postal que, desafortunadamente, se repite en la ciudad. Hace menos de una semana, a pocos metros del Viejo John, la búsqueda de un personal administrativo y cuatro camareros volcó a más de 400 personas a presentar su curriculum.

“Fueron cuadras de cola constantes, desde las 10 de la mañana hasta la tarde. Nos sorprendió muchísimo”, señaló a LA CAPITAL María del Carmen, abogada del estudio contable ubicado en Mitre y Alberti que llevaba adelante la búsqueda laboral.

“Se presentó muchísima gente capacitada. Hubo quienes aplicaban para el anuncio de administrativo, y tenían experiencia en el área, que también lo hacían para la de camarero”, señaló.

La letrada también destacó que “nunca se había presentado tanta gente para cubrir un puesto”. La última vez que publicaron un anuncio fue en diciembre del año pasado.

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